Hace tanto
que no te escribo, que ya casi he perdido el nombre. No creas que ha sido por
falta de ganas, sino por buscar los momentos.
Vueltas y vueltas y más vueltas, a letras, a
días y noches que pasan sin decidirme.
El
tiempo robado en un retal de sueño, se convierte en traidor si se siente apenas
olvidado, miedo y vanidad juntos, han
roto palabras a miles, para no esperar una respuesta, para no buscar el momento
en el que leer de tus labios al viento, la voz de mi carta.
Mi
carta, sin autor ni destinatario, engarzando todas mis almas como si fueran
letras, solo para oírte recitarlas.
Una
carta de amor sin rubor, de amor al amor, a mi tiempo dedicado a letras que no
pueden esperar un momento… para contar los días y las noches que están pasando
en un sueño.
Hace
tanto que te escribo tanto, que mis letras a veces no me dejan verte en su otro
lado, en el abrir, en el romper, desgarrar con ansiedad el sobre. En la espera…
Hace tanto
que no te escribo, que otra vez mi carta ha perdido su sello.
Tengo
el consuelo de guardar en pedazos, todos los momentos en que decidí escribirte
una carta emborronada, con notas al margen.
Hoy te
escribo en la esperanza, de que esta carta te llegue antes del tiempo traidor y
me la leas en sueños, con tu voz.
Remite: S/R
En el buzón sólo habitan facturas y chillones reclamos de atención. Pero hubo un tiempo en que ese buzón escondía collares de perlas, retahílas dilatadas en el espacio de nuestro encuentro fortuito, dulces caramelillos para apaciguar la ansiedad de leernos en cada esquina.
ResponderEliminarPero de nuevo florece el papel de carta, otra vez la piel de celulosa contiene el verbo de tus sueños. Y en ellos reclamas mi presta atención. Y en ellos busco mi ubicación perfecta.
Recojo el tesoro de tus manos y corro escaleras arriba, a mi azotea de los viernes, y entre el blanco nuclear que ondea sobre fondo azul cristalino, mi alegría emborrona lágrimas minúsculas de tinta que no impiden los deseos de este corazón desbocado.
Escribes y leo.
Lees y escribo.
Y el tiempo arrincona musarañas, viejos discos de vinilo y platos desconchados, siendo nuestro reloj de arena tostada al sol.
En la contestación que te envíe irán las margaritas, el viento recogido en tu ausencia y el color/calor arrebolado de un beso.
firmado, Tara